Plenilunios transcurren lo invisible se fermenta. Ciclos de mujer se escurren la condesa se despierta.
Taciturnos pasos van buscando el rastro de sangre de la luna acribillada. ¿Dónde está su tinta púrpura ? ¿Dónde está el trazo del óvulo que se coagula?. Murmuran estambres y pistilos desde la niebla lejana aguardando el chorrear de la lluvia roja que rebalsa. Se desprende el líquen de la virginidad, se ofrenda el útero al agua universal, a esa madre océanica que esconde entre sus piernas el florecimiento del cristal del tiempo y los pétalos de sus transformaciones.